PARTICIPACION CIUDADANA Y GESTIÓN CULTURAL








Disertante: Arq. Daniel A. Pussó – Planificador Urbano y Regional










Este Trabajo tiene por fin reflexionar sobre la utilidad, oportunidad, conveniencia, características y formas instrumentales de los Procesos de Gestión Participativa en vistas a su aplicación en el marco de Procesos de Gestión Cultural.

La estructura expositiva consta de tres momentos:

El primero caracteriza al Gestor Cultural como un generalista más que un especialista, que en muchos casos debe interactuar con profesionales de otras disciplinas, que puede intervenir tanto de manera autogestionaria como desde la gestión privada o la gestión pública y que puede orientar su trabajo a partir del interés del promotor o desde las necesidades de los beneficiarios de su labor.

El segundo aborda fundamentalmente las cuestiones conceptuales e instrumentales que hacen a la participación ciudadana.

Los modelos de gestión participativos demuestran su conveniencia cada vez que deban tomarse decisiones trascendentales o de interés para todos o para algún sector de la ciudadanía. Las representaciones otorgadas no cubren todos esos campos de interés y corresponde que los ciudadanos formen parte de la toma de decisiones que los involucran.

El ser parte activa en la toma de decisiones marca la diferencia fundamental entre los distintos niveles de participación. Los niveles inferiores de participación, que crecientemente van incorporando mayor nivel de involucramiento, se denominan de:

·        Información: Solo significa información ascendente o descendente. Conocimiento indispensable para participar (Ejemplos: Página web del municipio o Banca 25);
·        Consultación: Cuando se trata de indagar opiniones sobre un tema o validar una decisión ya tomada (Ejemplos: Audiencia Pública o Consulta Popular); y
·        Concertación: Cuando se trabaja alrededor de un proyecto o se elaboran dictámenes ante situaciones complejas (Ejemplos: Juntas Vecinales o Consejo de Cultura).

En todos esos casos la posibilidad de tomar la decisión final no se otorga a los participantes, por eso forman parte de la denominada participación simbólica o aparente. El siguiente nivel es el de:

·        Decisión: Cuando se participa en la toma de decisiones, lo que constituye la participación real o auténtica (Ejemplo: Presupuesto Participativo).

En los procesos de Gestión Participativa los ciudadanos podrán aportar información, convalidar diagnósticos, expresar deseos y necesidades, elegir alternativas y realizar el seguimiento y control de los programas, obras y acciones a emprender.

El diálogo en la búsqueda de consensos y/o en dirimir diferencias, propio de los procesos participativos, ayuda a precisar las ideas, reconocer entre necesidades inducidas y necesidades reales, comprender otros puntos de vista, pasar de visiones centradas en el mero interés personal a la comprensión de cuestiones más generales, constituyendo auténticos procesos de educación no formal.

El ser parte de la toma de decisiones genera empoderamiento ciudadano, profundiza la democracia y los proyectos así producidos tendrán un sólido acompañamiento social que los consolide más allá de los cambios de gobierno.

El tercer momento presenta cuatro ejemplos para ilustrar y/o reflexionar sobre la inclusión de la participación ciudadana, las formas instrumentales utilizadas y sus resultados.

Como conclusión se plantea como necesario para poder implementar procesos de gestión cultural participativos:

Desde el Gobierno: Decisión política, que ponga todos los recursos a su alcance para llevarlo adelante, sin desvirtuar la esencia del proceso, e institucionalizando los mecanismos participativos para los casos de relevancia social. Eso implica reconocer que ceder poder de decisión traerá como fruto la valoración positiva de la Sociedad.

Desde la Ciudanía: Se necesita que las temáticas convocantes sean de su real interés y se faciliten todas las condiciones que posibiliten el ejercicio de la participación: difusión de la convocatoria, información, elección de días y horarios adecuados, actividades complementarias para atender a los menores, etc.

Desde los Gestores Culturales: Convencimiento en las ventajas de la modalidad participativa, conocimientos para poder implementarla, apertura mental y claridad de lenguaje para poder interactuar y ayudar a los participantes a tomar sus decisiones, presentando las implicancias que cada propuesta puede tener.

El peor enemigo para la participación son las experiencias frustrantes donde se convoca sin una voluntad real de generar empoderamiento de la población, donde las decisiones ya están tomadas y solo se busca su legitimación y que la ciudadanía se sume mansa y voluntariamente como mano de obra.