HACIA LA PROFESIONALIZACIÓN DEL GESTOR CULTURAL

Palabras de apertura a cargo de la presidenta de AAGeCU  
TUGC María Teresa Cesanelli 
    
                                          
                                                                   "...la ciudad es todo menos un espacio homogéneo"
                                                                                                      Néstor García Canclini                         
   Mar del Plata deslumbra al turista por su naturaleza privilegiada, por su aspecto urbanístico costero, por sus barrios prolijos y relativamente nuevos, por su vida cultural y propuestas de esparcimiento, pero también es una ciudad donde conviven e interactúan múltiples y contradictorias dinámicas y donde la fragmentación y las disparidades no dejan de crecer. Migraciones, multiculturalidad, globalización, desocupación, envejecimiento de la población, desarraigo, adaptación, discriminación, inseguridad, marginación, etc., son realidades que atraviesan a esta ciudad.
 Mar del Plata, como todas las ciudades, es una “construcción social", y por ende, también lo es su habitante. Hay influencias y vivencias que son comunes a todos y, por consiguiente, sistemas de representación e imaginarios compartidos; pero  al mismo tiempo  hay  realidades diferentes que  tienen sus propios mundos simbólicos. Seguramente el sentido de pertenencia será distinto en el nativo que en el ciudadano que hace poco está radicado.
Sin embargo, son numerosas las formas de protagonismo que nuestra sociedad ha generado en estos últimos años. Esto hace que el ciudadano se sienta partícipe con otros de una misma comunidad de vida y de proyecto
Cada vez más insistentemente las organizaciones de la sociedad civil (OSC) están siendo invitadas a articularse entre sí y con los otros actores sociales. Se trata de un requerimiento en sentido horizontal y vertical.
Dentro del mundo de esas organizaciones es común escuchar hablar de redes, foros,  federaciones y alianzas. Todas son formas de trabajo interinstitucional con mayor o menor grado de formalidad, pero todas persiguen un objetivo común: unir esfuerzos para resolver las más variadas problemáticas sociales.
En este  contexto y por todo lo expuesto precedentemente aparece como necesaria la figura del gestor cultural profesional. 
El gestor cultural es un promotor y un agente de cambio en la medida que debe generar políticas (en el sentido amplio del término)  que son el resultado del estudio y la investigación del medio cultural en el cual se encuentra el servicio de gestión.
El poder del gestor cultural está en su capacidad de reflexionar críticamente sobre la realidad para transformarla. Pero un análisis, por riguroso que sea, no basta. Su postura debe ser al mismo tiempo crítica y solidaria. Debe estimular la formación de equipos y de redes fomentando el diálogo, los intercambios, espacios para el encuentro.
Pero  ¿qué implica la  profesionalización del gestor cultural?
Desde el  ámbito público y privado:
-Fortalecimiento académico (Apertura de  la Licenciatura en Gestión Cultural y oferta de Cursos de formación)
-Reconocimiento de las  áreas de cultura gubernamentales permitiendo  que algunas  direcciones, coordinaciones y jefaturas de cultura puedan ser ocupadas por gestores  culturales profesionales
-Reconocimiento laboral de los espacios en donde trabaja;  valoración de su función en la sociedad y una adecuada retribución económica por su trabajo
 Desde el ámbito del gestor
-Conocimiento y manejo de teorías y metodologías, legislaciones, relaciones sociales, tecnologías de la información y trabajo colaborativo.
-Una amplia discusión y consenso general sobre el campo de acción (incumbencias del título)
La Asociación de Gestores Culturales Universitarios (AAGeCU)  desde sus inicios,  viene bregando tanto por  el reconocimiento profesional como por la profesionalización del sector. De forma reiterada, se han  elevado las peticiones  al H.C.D de General Pueyrredon y solicitado la inclusión del cargo  de Gestor Cultural en el Nomenclador Municipal.  En respuesta, sólo se ha obtenido el reconocimiento a la labor de AAGECU  en la ciudad.
    En cuanto a la presencia   de los Técnicos Universitarios en Gestión Cultural  en  nuestro medio,  es justo y necesario  destacar  su participación  al frente de  instituciones, asociaciones, entidades de bien público, centros culturales, galerías de arte, etc.  y  el aporte de  sus conocimientos  en mucho casos asociados a una  larga experiencia en la docencia o  en otras profesiones.  Asimismo,  no pocos han integrado  e integran actualmente los equipos de trabajo del Concejo Municipal de Cultura.
 El proceso de profesionalización no se agota  con el cumplimiento de los ítems  señalados arriba, pero constituyen acciones  que pueden contribuir fehacientemente a la consolidación de la gestión cultural como campo disciplinar y laboral. De allí la necesidad de  reiterar el reclamo de una reivindicación formal de la profesión.